sábado, 28 de julio de 2012

Hábitos que suman juventud 2a Parte




Hábitos que suman juventud 2a Parte

Consejos fáciles para quitarte años

¿Te gustaría derrochar vitalidad, buen humor y salud, en lugar de sentirte a menudo cansado, sin ganas y con una sensación de malestar? Para comenzar a sentirte mejor en el menor tiempo posible, no te hará falta introducir cambios drásticos y trabajosos en tu estilo de vida.

Estirarse al levantarse, beber abundante agua, desayunar bien...Gestos tan sencillos como estos ayudan a renovar el cuerpo por dentro y por fuera, si se realizan regularmente, a lo largo de las 24 horas del día.

Derrocha vitalidad

Hay una serie de sencillas medidas rejuvenecedoras que puedes aplicar sin mayores complicaciones ni esfuerzos, desde que suena el despertador por la mañana hasta que apagas la luz por la noche.

Te devolverán la lozanía que crees haber dejado atrás,  pero que sigue viva en tu interior, te dejarán como una “bella durmiente” que espera el momento mágico en que la despierten para renacer.    

Estas son algunas de las costumbres que te conviene adoptar y practicar día a día, si quieres retrasar algunos años tu reloj biológico y vivir más años y con mayor calidad de vida:

Estírate como un gato

Extender y desplegar el cuerpo, en el momento en que suene la alarma del despertador, es una manera muy saludable de desentumecer los músculos después del receso nocturno y ponerlos a punto para la actividad del nuevo día.

Una vez levantado, dedica al menos 5 minutos a estirar a conciencia las distintas partes de tu anatomía: piernas, brazos, espalda y cuello. Si no sabes muy bien cómo hacerlo, observa como lo hacen los felinos domésticos, esas “pequeñas obras de arte en movimiento”, como afirmaba Leonardo Da Vinci.

Bebe agua desde temprano

Tomar uno o dos vasos de este líquido es una de las mejores formas de comenzar la jornada, porque así ayudas al organismo a hidratarse y activar sus mecanismos naturales de drenaje y eliminación de toxinas.

Después, beber agua mineral a lo largo del día también ayuda a mantener el cuerpo hidratado y a recuperar los minerales que son destruidos por la cafeína, la cual suele consumirse en abundancia a lo largo de la jornada laboral, a través de cafés, tés y refrescos.

Toma un desayuno energético

La primera comida es fundamental para garantizar la vitalidad necesaria para afrontar la actividad de la mañana y no llegar famélico a la comida del mediodía o sufrir punzadas de hambre incontrolado.

Una buena opción es comer diversos cereales, un par de tostadas de pan integral, pueder ser untadas con miel, lo cual ayuda a prolongar la sensación de saciedad, tener energía y evitar el estreñimiento, que tiene un efecto intoxicante. Se pueden acompañar de un café con leche, un yogur y una fruta, para recibir una buena dosis de calcio y vitaminas.

Descansa los ojos

Si trabajas en una oficina, es posible que sientas a menudo la vista cansada debido a que debes fijarla en la pantalla del ordenador, y probablemente te duela la cabeza.

Realiza pausas periódicas en el trabajo, cerrando los ojos durante unos minutos o llevando la visión a puntos lejanos, mirando por la ventana de tu despacho, para evitar la atrofia de los músculos oculares, acostumbrados a trabajar de cerca.

Usa las piernas

Si pasas mucho tiempo trabajando sentado, aprovecha la pausa del mediodía o el desayuno para dar un paseo, o camina un trecho a buen ritmo, después de salir de la oficina, y de camino a tu casa. Reactivará tu sistema circulatorio, ralentizado por el sedentarismo, y además te despejarás.

Cepíllate los dientes

Este sencillo hábito, que a veces se descuida, elimina las bacterias que atacan el esmalte dental y, gracias al flúor de los dentífricos, los mantiene en mejores condiciones para protegerse de los efectos del azúcar.  Otra opción es el hilo dental, que al igual que el cepillado, debe efectuarse después de cada comida, sin postergarlo.

Vístete de salud

Es preferible utilizar ropa de algodón, que permite la transpiración natural de la piel,  así como zapatos cómodos y confeccionados en piel para que los pies no se “ahoguen” y se muevan sin estar forzados ni aprisionados.

Y ten dulces sueños

Intenta acostarte libre de preocupaciones, sin asuntos de trabajo pendientes en la mesilla de noche y evitando cenar copiosamente o beber más de un café. 

Usa ropa cómoda para dormir, manten tu habitación bien ventilada y con una temperatura ni muy fría ni calurosa. Un sueño reparador es la mejor garantía para reponer fuerzas, y comenzar el día siguiente en las mejores condiciones.

 


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